
Todas las noches de luna nueva,
donde la oscuridad era total, se escuchaban en la casa unos lamentos desgarradores que parecían provenir del cementerio.
Una de estas noches el militar retirado, se armó de valor, cogió su arma
y se dispuso a comprobar de donde provenían esos gritos.
Salió Fernando de su casa se dirigió hasta el cementerio y se adentró en
él. Poco más tarde se escucharon disparos. Acudieron al cementerio muchas
personas del pueblo y solo encontraron la pistola de Fernando y ningún rastro
de él.
A partir de ese momento, en las noches de luna nueva, desde la casa no
se escuchaba ningún grito. Sin embargo también cuentan que esas noches se ve
salir una sombra alargada del cementerio, pasearse por los alrededores de la
casa y entrar en ella.
Escrito por Alba 6ºB CEIP TORREMAR